Realsimulator: Volar en un cockpit autentico |
Cuando se trata de conseguir el máximo realismo, los aficionados a la simulación de vuelo dificilmente reparan en medios. Cuantos más diales, indicadores, paneles y procedimientos tenga un simulador mejor se considera. A mayor complejidad mayor calidad. Y, por supuesto, para completar la ilusión de volar un auténtico caza no basta con un software cada vez más complejo, es necesario el hardware más realista posible: ¿joystick y gases? Thrustmaster Cougar, por supuesto. ¿Pedales? Thrustmaster, CH o Simped F-16, faltaría más. ¿Asiento? Un momento, ¿asiento?, ¿quién necesita un asiento? Pues no sólo un asiento, ni unos pedales, ni un joystick, sino una reproducción exacta y completa de la cabina del avión, eso es lo que en realidad necesita un piloto virtual para el máximo de realismo y eso es lo que ofrece Realsimulator.
Para quienes no os suene el nombre, un par de apuntes rápidos: si repasais las noticias, hace unos días publicamos que ya están disponibles los MFD de Realsimulator y si nos remontamos algo más en el tiempo, el Escuadrón 111 presentó hace unos meses un reportaje sobre sus pedales, réplica de los auténticos usados en el F-16. En cualquier caso hay que admitir que no es un nombre con solera en el mundo de la simulación y que resulta toda una sorpresa saber que un proyecto tan ambicioso lo acomete una empresa española. Así pues, aprovechando la cercanía geográfica (sus oficinas están en Madrid) y las facilidades que nos han proporcionado para acceder a cuanta información fuera necesaria, hemos decidido averiguar en qué consiste este proyecto ysi es realmente una revolución dentro del mundo del hardware para simulación tal como parece a juzgar por sus objetivos.
El proyecto, ya una realidad en parte, consiste en construir una réplica fiel de la cabina de un F-16, incluyendo todos los elementos desde el panel frontal hasta las consolas laterales, sin olvidar los mandos de control y el asiento eyectable (los cohetes no van incluidos).
Como algunos ya sabréis, esto, dicho así podría no parecer tan novedoso. No es dificil encontar por Internet kits de montaje de cabinas que simulan con mayor o menor fortuna cabinas de caza (habitualmente del Falcon) realizadas en fibra de vidrio y madera, colocando el monitor en medio del montaje y unos joys estándar (TM o CH) en las consolas laterales.
La gran diferencia que marca Realsimulator es que en su caso se trata de una réplica fiel de la cabina real, con la mayoría de los elementos funcionales y, atención a esto, realizado siempre que es posible con los mismos materiales que en el avión real (léase metal, mucho metal). Por ejemplo, cuando se habla de los pedales, se está hablando de unos exactamente iguales a los del F-16, realizados totalmente en metal y con una sensibilidad y resolución en la señal fuera del alcance de cualquier otro producto a los que estamos habituados. En el caso del asiento... bueno, en ese caso lo único que podemos decir es que hay que verlo para creerlo.
Dado el ambicioso alcance del proyecto y el coste de cada elemento, superior a lo que estamos acostumbrados a pagar por nuestros periféricos de vuelo, Realsimulator ha decidido abordarlo por fases, construyendo y comercializando cada elemento por separado para que se combinen al gusto y a los posibles de cada uno de los clientes potenciales. En principio, sugieren cuatro posibles niveles en cuanto al número de paneles a integrar (sólo el panel central, con la mitad anterior de las consolas laterales, con las consolas laterales completas o también con el carenado de la cabina).
Por supuesto, estas disposiciones son unicamente orientativas, por lo que nada nos impide adquirir exclusivamente un MFD, o el asiento, o culquier otra combinación de elementos.
Sin duda estamos ante una idea revolucionaria. Disponer de una réplica funcional de la cabina de un F-16 no es algo que se pueda conseguir hoy en día en ningún sitio, al menos no dentro de los parámetros en los que nos movemos los aficionados a la simulación de vuelo. Así pues, ¿cómo es posible que una pequeña empresa española, recién llegada al mundo de la simulación de vuelo sea capaz de ofrecer lo que nadie antes?
La respuesta es que EMYCSA, la compañía detrás del proyecto, no es en absoluto una recién llegada. Por el contrario, tiene ya quince años de historia dentro del mundo de la ingeniería, realizando trabajos de robótica, mecánica, electrónica, etc. para empresas tales como Renault, el INTA o CASA.
Eso por un lado ofrece una garantía de habilidad técnica y capacidad de innovación que resulta, cuanto menos, tranquilizadora. Pero, por si eso fuera poco, para los responsables del proyecto se trata de llevar a cabo lo que para ellos es una pasión: la simulación de vuelo. Desde el momento en que la entrevista comenzó, se hizo evidente que estábamos ante compañeros del mundillo, perfectamente al cabo de la calle en lo referente a versiones, parches, características y funcionamiento de los simuladores que son el pan nuestro de cada día.
Bien, tenemos pues una empresa con fundamentos técnicos sólidos, liderada por amantes de la simulación de vuelo y con el objetivo concreto de crear una cabina de F-16 completa y funcional. Y ahora, a fecha de hoy, ¿qué se puede tocar (y comprar)? ¿es sólo humo o hay resultados? Vamos, pues, a ello.
Quizá no sea lo primero que uno piensa en adquirir al comenzar la colección de periféricos del PC, pero qué duda cabe que un buen asiento es algo fundamental para abordar un duro día de trabajo... ¡en el avión!
El asiento, al igual que el resto de elementos que pudimos ver, tocar y probar, está realizado con tal nivel de fidelidad y detalle que podríamos jurar que era el auténtico comprado en alguna subasta de E-Bay. Realizado en metal, con el forro y los atalajes del mismo material que el auténtico (fibras especiales comercializadas por la empresa francesa DuPont), da un sentido completamente diferente a lo de "sentarse" delante de la pantalla.
En las siguientes imágenes vamos a mostrar los detalles que más nos llamaron la atención del asiento. En todas ellas es posible pinchar para verlas en tamaño grande.
Por supuesto hay muchisimos detalles técnicos que por razones de espacio y brevedad no os vamos a comentar en este artículo, pero si os interesan podéis leerlos en el manual que entregan con el asiento.
Una vez cómodamente sentados, lo siguiente para tener un lugar de trabajo confortable es un buen reposapies. En el caso que nos ocupa, nada mejor que el modelo utilizado en el F-16. Realizado en aluminio y acero, con potenciometros longitudinales mucho más precisos que los circulares típicos de otros pedales, con función de freno y, sobre todo, con una solidez y una tensión que hará imprescindible su fijación al suelo. Y si no, fijaos en la siguiente imagen, transmiten presencia, ¿no?
Un aspecto que nos llamó la atención, aparte de la extrema dureza del mecanismo y su corto recorrido, fue la posición de los pies. El diseño está pensado para favorecer la posición en que el talón del pie se apoya en el suelo y la parte del zapato (bota reglamentaria para los más serios, claro) en donde el tacón se convierte en suela se situa sobre la barra donde comienza el pedal propiamente dicho. Si se está acostumbrado a los pedales de Thrustmaster la posición es diferente y, al principio, puede chocar.
A priori, y sin haberlo probado en ningún simulador de vuelo, nos parece que el recorrido podría ser demasiado corto para emplearlo en simuladores que requieran un uso extensivo de los pedales, como aviones de hélice con elevado par motor, aviones multimotor en los que se produce una gran guiñada en caso de fallo de motor o en simuladores de helicópteros. Habría que probarlos en dichos simuladores y ver cual es la respuesta, ya que al ser el recorrido muy corto puede que resulte dificil el control manual del avión por muy preciso que sea el potenciómetro.
Por cierto, aún cuando forman parte del proyecto global que es la cabina Fénix, los pedales pueden utilizarse también en cualquier PC con joystick Cougar de Thrustmaster, al incorporar el conector estándar necesario.
En resumen, fuertes, sólidos, precisos y completamente de metal. El resto es cuestión de probarlos o, si no se tiene esa suerte, de echar un vistazo al manual con los detalles técnicos y a estas fotos que incluyen una comparación con los de Thrustmaster (pinchando en cada imagen se accede a una versión ampliada).
El tercer elemento del proyecto que ya se encuentra disponible es la pantalla multifunción (MFD) y el centro de control que lo enlaza al PC. Como el resto de elementos, el MFD tiene un tacto muy sólido, tanto en la construcción como en la operación de los botones ya que no es sencillo apretar uno por error. Dispone de 5 botones en cada lado más uno en cada esquina con tres posibles posiciones (arriba, neutral y abajo). Además tiene dos LED verdes, uno a cada lado de la parte superior.
Los botones y los LED son programables mediante un sencillo lenguaje muy similar al de los joystick Thrustmaster. De la misma manera, existe la posibilidad de asignarles funciones gráficamente mediante un programa que evita tener que conocer los vericuetos del lenguaje.
La conexión entre el (o los) MFD y el centro de control, que es el núcleo del cockpit Fénix, se realiza mediante cable RJ-45 de ocho hilos, al igual que el resto de elementos del cockpit (joystick, DDE, ICP, etc.). El punto más llamativo del sistema es que independientemente del número de componentes que tengamos en nuestro cockpit particular, la conexión de todos ellos con el PC se limita a UN UNICO CABLE USB entre el centro de control y el PC. ¡Adios a las marañas de cables detrás del ordenador!
En cuanto a lo más llamativo del MFD, o sea, la pantalla, hay que decir que no es tal, sino fibra de vidrio con serigrafía acanalada que simula la pantalla apagada. Esto es así porque, a diferencia de todos los demás datos que van al resto de instrumentos, Falcon no genera la información que debería aparecer en los MFD.
Sin embargo, en el momento en que la evolución del simulador haga que estos datos estén disponibles, se fabricará una actualización del MFD con pantalla TFT. Como la parte posterior del MFD es facilmente desmontable, podrá sustituirse por una pantalla TFT real tan pronto como se ponga a la venta. Esto garantiza la actualización del MFD para el caso de quienes no deseen esperar a que disponga de la pantalla y prefieran disponer al menos de la botonera.
Quienes no tenemos sitio o posibles para montar un cockpit completo, se puede utilizar lo que han dado en llamar el "cockpit de sobremesa", que no es sino una caja metálica preparada para encajar los elementos fundamentales del panel central. La caja está perfectamente acabada, sin un solo borde cortante o rebaba peligrosa y puede adquirirse con o sin pintar. Para aquellos de nosotros que no tenemos un estupendo chalet con habitaciones de sobra es una opción a considerar seriamente.
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Aparte de todo lo que hemos comentado aquí y de otros módulos que hemos podido ver pero que, por razones de confidencialidad, no podemos incluir en el artículo, no cabe duda de que Realsimulator ofrece lo que nadie hasta ahora había puesto al alcance de los aficionados a la simulación: una cabina completa de F-16, idéntica a la real a los efectos que nos ocupan, y a un coste accesible fuera del ámbito corporativo. Ahora bien, teniendo en cuenta que el precio de los pedales supera los 1.200 euros y el del asiento los 3.500, ¿es razonable semejante desembolso? ¿valen lo que cuestan?
La respuesta a esa pregunta, como no podría ser de otra manera, es una opción personal y depende de hasta qué punto la simulación de vuelo sea una prioridad. Tras haber visitado la fábrica, probado los productos y en vista del objetivo final, nuestra opinión es que sin duda valen lo que cuestan y aún más. Se trata de productos de primera calidad, con un tacto que hace parecer al Cougar un juguete, con una finalización impecable y realizados por una empresa que no se dedica a realizar periféricos lúdicos, sino material industrial para empresas aeronáuticas y automovilísticas.
¿Merece la pena desembolsar siete veces más por los pedales Realsimulator que por unos TM Elite? Si buscamos precisión, resistencia, calidad y fidelidad a los reales, si creemos que nuestros hijos les sacarán partido (porque seguro que aún funcionan) entonces la respuesta es sí. Por otro lado, si solo los usamos para carretear hasta cabecera de pista o si estamos satisfechos con la respuesta de unos pedales normales, entonces no son la opción adecuada.
Por supuesto, no hay que olvidar que tanto el MFD (170€) como el centro de control (200€) son elementos perfectamente asequibles a todos los bolsillos. Tener en nuestra mesa de vuelo un MFD, igual que en la cabina del Flanker, es una opción que seguro que a más de uno nos atrae.
En resumen y como colofón, sólo os diremos que de las tres personas que acudimos a efectuar la entrevista dos han se han convertido en clientes de Realsimulator y el tercero se lo está pensando (la familia tiene un presupuesto ajustado, claro).